Tras visitar la Cuevona (ver anterior entrada de blog), volvemos a Ribadesella para desgustar unas fabes con almejas y un buen bacalao al horno.
Ribadesella da salida al río Sella sobre el mar Cantábrico. El pueblo luce un bello puerto marítimo y un casco antiguo formado por tiendas que ofrecen productos típicos de la zona. Se puede además visitar la cueva de Tito Bustillo, incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En nuestro caso, tras un breve paseo por sus calles, ponemos rumbo al mirador del Fito.
A medida que ascendemos, nos encontramos con varias muestras de hórrios. Esas joyas destinadas a la conservación de alimentos.
El hórreo Asturiano es una construcción en madera de planta cuadrada, elevada por cuatro pilares sobre el suelo (también denominados pegollos). Esta elevación, permite guardar el alimento de humedad y animales.
Volvemos a parar el vehículo para disfrutar las vistas de la costa que nos ofrece la carretera al ir ganando altura.
Y por fin, hacemos cumbre. El mirador del Fito (o Fitu), se localiza a medio camino entre Colunga y Arriondas. Inagurado en 1927, ofrece una de las mejores vistas de Asturias.
En una panorámica de 360º podremos otear (si el día está despejado) Ribadesella, Cangas, Covadonga, Villaciosa, Colunga y los Picos de Europa y Cordillera Cantábrica. Una extraordinaria mezcla de mar y montaña.
Continuamos carretera Arriondas, pasando por Cangas, en dirección Panes. Aprovechamos el paso por el Cares, para tomar las últimas fotos antes de regresar a casa.
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