Recordar que su ubicación está al norte de la provincia de Burgos, en la comunidad de Castilla y León. Enmarcada sobre el cerro de la Muela y observadora constante del paso del río Ebro.
Ha sido enclave estratégico desde época romana, uniendo la costa cántabra con la meseta. Hoy todavía mantiene esa fisionomía propia del medievo donde tuvo su mayor auge.
En nuestra última visita, dejamos el vehículo en un parking ubicado a escasos metros del acceso al pueblo. Entramos por la conocida calle del mercado y nos sumergimos de lleno, en ese túnel del tiempo que es Frías.
Su estructura urbana es una consecución de edificios que van adosándose entre sí, empleándose una suma de piedra, toba y entramados de madera.
Desde una pequeña plaza junto a la iglesia, tenemos una panorámica impresionante del valle de Tobalina. Aparte de su ya conocido patrimonio histórico, personalmente creo que uno de los mayores tesoros de Frías son sus espectaculares vistas.
Continuamos nuestro recorrido a lo largo de la muralla, hasta finalizar en el Castillo de los Velasco. Dominador de todo el valle y con una imponente Torre del Homenaje, que se asoma al abismo sobre un peñasco de piedra caliza. Se permite el acceso al castillo y subir hasta lo más alto de la torre.
Para finalizar y siguiendo ya camino de Trespaderne, no podemos abandonar la ciudad sin ver su puente medieval. Cruzando el río Ebro, pasa por él la calzada romana que permitía el comercio entre la Meseta y la costa.
Dejo unas cuantas imágenes más de la visita, que espero os gusten. Seguro no pasará mucho tiempo, hasta mi vuelta por está pequeña ciudad.
El resto de imágenes de la ciudad de Frías, en mi galería de Flickr. Pincha aquí
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