Es en 1964, cuando la exploración de Amospain-Campsa descubre petróleo en esta apartada zona burgalesa de Ayoluengo. Un pueblo expectante por el potencial económico que este yacimiento supondría para el futuro de la región, asiste a la primera extracción. Un chorro que según cuentan los que lo vieron, llegó a superar los 40 metros de altura.
A pesar de que la explotación siga en funcionamiento, su resultado económico se quedó en un simple espejismo. Desde el 67, se han producido alrededor de 17 millones de barriles de crudo, con una media diaria de 160.
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