Hoy nos vamos de ruta por la villa de Santoña, en la zona oriental de Cantabria y a los pies del Monte Buciero. Es en este monte, donde se ubicaban los primeros asentamientos poblacionales de lo que termina siendo Santoña y el lugar elegido para la ruta.
Actualmente, el denominado Parque Cultural Monte Buciero, nos ofrece cinco sendas para realizar rutas sencillas, donde la mayor parte discurren dentro del propio Monte.
- Senda 1. Faros y Acantiliados
- Senda 2. Ecosistemas del Bosque
- Senda 3. Culminaciones del Buciero
- Senda 4. Tradición Pesquera y fuertes napoleónicos
- Senda 5. Camino del Salticón
En esta entrada, recorreremos la primera de ellas, Faros y Acantilados (PR-S-49). Una ruta circular alrededor del monte de aproximadamente 12 kilómetros, y donde encontraremos faros, fortificaciones, acantilados, playas y uno de los encinares basales de mayor interés en la región. Personalmente me parece la más completa de las cinco (en lo que a paisaje y recorrido se refiere).
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Arrancamos la ruta al pie del conocido como Fuerte de San Martín. Declarado monumento histórico, construido en tiempos de Felipe II y siendo una de las múltiples fortificaciones que salvaguardan la falda del Buciero.
Avanzando desde el paseo marítimo hasta el fuerte, a mano izquierda se ubican unas estrechas escaleras. Subimos por ellas.
En la parte más elevada, tomaremos el ramal de la derecha, encaminando nuestros pasos en paralelo a la costa (el ramal izquierdo es por donde llegaremos al finalizar nuestra ruta). A continuación, nuevamente se bifurca la carretera asfaltada, seguiremos por el ramal izquierdo.
Pocos metros más adelante, cambiamos el asfalto por una pista pedragosa, ya estamos en ruta. (Si te fijas en la imagen anterior del Fuerte San Martín, se ve como sube la senda en la esquina superior derecha).
En nuestro recorrido, y saliendo de lo que propiamente es la senda 1, nos acercamos a las baterías de San Martín, Alta y Baja de Galbanes y el Fuerte San Carlos, parte de la senda 4. Estas se ubican muy cerca de este arranque y la visita merece la pena.
La ruta desde su inicio, rápidamente va tomando altura. Aunque no hay pérdida, recordar que nuestra referencia son los indicadores de color azul.
En nuestro recorrido, un mirador de madera que nos obliga a realizar la primera parada. Frente a nosotros, la espectacular vista de la conocida como Peña del Fraile.
También desde esta ubicación, es fácil observar las técnicas de los diferentes barcos pesqueros de la zona. Recordar que la villa cuenta con la mayor flota pesquera de Cantabria.
Como referencia, la ruta continua frente a la Casa de la Leña para posteriormente, introducirnos en un denso bosque.
El camino poco a poco empieza a llanear, indicativo de que no nos queda mucho para llegar al faro.
Encontramos a continuación, un cruce de caminos con la indicación de acceso al Faro del Caballo y Batería de San Felipe (en color azul y a mano derecha)
La senda cubre unos 200 metros de leve descenso, que nos llevan a las escaleras para descender al faro.
Anotar en este punto dos temas:
Primero. La impresión que nos dará lo empinado de las escaleras, principalmente al comienzo del descenso. Una vez que se repite la ruta ya no impacta tanto, pero la primera vez parece que fuéramos a bajar directamente una pared. Hay que ir con cuidado ya que el peldaño es reducido en anchura y de cierta a altura (entre peldaño y peldaño). En todo caso, pasado el primer tramo (el visible desde la zona más elevada), el resto es menos inclinado y más sencillo de bajar.
Segundo. Nos enfrentamos a más de 700 escaleras. Por tanto y aunque no es algo matador, sí que requiere un mínimo estado forma, ya que la subida posterior será dura.
Mientras escribo esto, recuerdo gente que sube y baja corriendo (así que alguno pensará, “no es para tanto”). Pero también me acuerdo de gente parada a mitad de camino sin poder moverse (ni respirar). Así que anotado queda.
Disfrutar el propio descenso, puesto que las vistas del recorrido son insuperables. Ya en el inicio, un torre de roca que emerge sobre el mar. A medida que avanzamos, escaleras escarpadas en piedra, paredes de acantilados, un cielo que se une al mar en nuestro horizonte y todo ello acompasado por el murmullo marino.
Ya en el faro, nos queda seguir disfrutando con calma de las vistas, sus increíbles aguas cristalinas y de la tranquilidad que se respira. Un buen sitio para relajarse y tomar avituallamiento.
Si sumamos 100 escaleras más al recorrido, llegaremos desde el propio faro al agua.
El faro está en desuso actualmente y podemos subir por unas pequeñas escaleras de caracol, a su zona más alta.
Toca volver a subir, sin duda, la parte menos divertida del recorrido.
Nuevamente arriba, no nos olvidemos pasar por la Batería de San Felipe, a escasos metros. Desde su ubicación, podemos observar el recorrido que previamente hemos realizado por el acantilado y sacar una buena perspectiva aérea del faro.
Las vistas, nuevamente impresionantes.
Terminada esta parte del recorrido, volvemos por nuestros pasos hasta el cruce original. Al llegar a él, tomamos el ramal derecho (continuando el camino principal por el que veníamos originalmente).
La senda se irá estrechando a medida que avanzamos y los encinares dejan paso a laureles y madroños. Tras hacer un descenso en zigzag, llegamos al Faro del Pescador.
En funcionamiento desde 1864, originalmente funcionaba con una lámpara de aceite. Posteriormente tuvo que ser reconstruido y modernizado, dejando la estructura que presenta en la actualidad.
Desde aquí, la senda sigue por carretera asfaltada flanqueada por abundante vegetación.
Dejaremos a mano derecha la playa de Berria y continuamos camino del Penal del Dueso (antiguo Fuerte Imperial). En ruta, es la primera vez que entramos en una zona de viviendas (barrio del Dueso), aunque la ruta sigue estando bien marcada.
En este punto, hay un desvío a mano derecha que va hasta la playa donde podemos incluir la visita a la Batería de la Cueva. En todo caso, la ruta original va por el ramal de la izquierda, por el que comenzamos un pronunciado ascenso en una pista de cemento.
Seguimos caminando en constante subida hasta el Fuerte del Mazo. Visitado este, ya solo nos queda continuar por la señal Fuerte de San Martín, que nos conduce nuevamente hasta el punto donde comenzamos esta ruta.
Como consejo, llevar abundante agua ya que durante el trayecto no hay fuente alguna. Igualmente, hay zonas que con lluvia, pueden estar un poco resbaladizas. Por tanto, o ir bien equipados con bota, o elegir un día seco.
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