lunes, 27 de abril de 2015

Julióbriga: ciudad romana corazón cántabro


Julióbriga era una antigua ciudad romana, fundada por el emperador Augusto tras vencer en las Guerras Cántabras (entre los años 15 y 13 a.c.).

Su finalidad era la de romanizar a los derrotados pueblos cántabros. El nombre elegido (luliobriga en latín ciudad fortificada de Julio) hace memoria al padre adoptivo de Augusto, Cayo Julio César.

Considerada por los historiadores de la época como la más importante de la región cántabra, se sitúa en un punto estratégico sobre una colina que domina el territorio y se extendiese en un eje superior a 1 kilómetro.

Estaba comunicada mediante una calzada romana con Herrera de Pisuerga, Portus Blendium (Suances) y Portus Victoriae (Santander). Siendo uno de los principales enlaces entre el norte y la meseta.


La arquitectura de la ciudad presenta desde viviendas de arquitectura típica romana con lujosos patios y planta cuadrada, a viviendas más modestas con establos y corrales. Construcciones estas últimas, que poco a poco irían formando la estructura de las actuales casa montañesas.

Existía además una calle completamente portificada de tejados en madera, franqueada por pilastras cuadradas.

Para conocer una de estas viviendas, podemos acceder al museo Domus Romana. Una réplica de una de las casas encontradas entre las ruinas, conocida como la Casa de los Morillos.

Entre los restos de la ciudad encontramos:

- El foro romano de la ciudad. Edificado en la zona más alta de la loma y situado en las inmediaciones de la actual iglesia (que aprovechó sus cimientos para edificarse).

- La casa de los Morillos, de la que es réplica el museo. Y la primera a la izquierda que nos encontramos al llegar al pueblo de Retortillo (antes de la iglesia).

- La casa de los mosaicos, la de mayor tamaño y que encontramos avanzando por la carretera que avanza desde el museo, pasando por la iglesia.

- Restos de las pilastras, que formaban la calle portificada que recorría el eje de la ciudad.

- Tabernae, edificio de tipo ínsula con aterrazamiento para albergar almacenes y bodegas.

La ciudad fue abandonada a lo largo del siglo III, para posteriormente ser ocupada por grupos reducidos en distintos periodos de la historia. De estos pasos, queda como testigo la iglesia románica de Santa María de Retortillo, edificación del siglo XII. 

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