Cuenta la leyenda, que un abate francés huyendo de la Revolución de su país, vino a ocultarse en las inmediaciones de este paraje cántabro. En la actual carretera que comunica Hoznayo con Villaverde de Pontones.
En una de sus salidas para reconocer la región, tuvo la fortuna de encontrarse con un manantial templado, y como padecía de la vista, se le ocurrió lavar sus ojos en sus aguas. Al instante, noto cierto alivio, lo que le incitó a volver a repetir las visitas, hasta que se dolencia curó por completo.
Posteriormente a finales del siglo XIX, Genaro Cagigal Toca, crea un balneario denominado La Fuente del Francés. Sacando provecho de las aguas medicinales de lugar.
A finales de siglo el negocio entró en crisis, quedando abandonado. Hasta que el doctor Morales, decide volver a ponerlo en funcionamiento explotando sus aguas para su venta en farmacia con el sobrenombre de Aguas de Hoznayo.
Hoy en día, todo el complejo y la fábrica están en total abandono, y las aguas antes medicinales son ahora aguas contaminadas. Aunque todavía queda la magia de re correr los pasos del abate, siguiendo el curso del río Aguanaz sumergido en la conocida como Gruta del Diablo, descender a ella, a través de su gruta escalonada, y ver desembocar sus aguas al paso por el viejo molino de el Trancar.
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